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lunes, 30 de mayo de 2011

Carta de Hannibal Lecter a Will Graham en Dragón Rojo! SO COOL!

Querido Will:

Unas pocas líneas para felicitarlo por el trabajo que hizo con el señor Lounds. Merece toda
mi admiración. ¡Qué muchacho inteligente es usted!

El señor Lounds me ofendió a menudo con su chachara ignorante, pero me ilustró respecto a
una cosa: la temporada que pasó usted en la clínica psiquiátrica. Si mi abogado no hubiera
sido tan inepto, debería haberlo mencionado durante el juicio, pero no importa ya.
Me parece, Will, que usted se preocupa demasiado. Se sentiría mucho más cómodo si no se
controlara tanto.

Nosotros no inventamos nuestros temperamentos, Will; los recibimos junto con los pulmones,
páncreas y todo lo demás. ¿Por qué combatirlo, entonces?

Quiero ayudarlo, Will, y me gustaría empezar preguntándole lo siguiente: Esa depresión tan
grande que experimentó luego de haber matado al señor Garren Jacob Hobbs, no se debió al
acto en sí ¿verdad? ¿No se debió realmente al hecho de que al matarlo experimentara un
gran placer?

Recapacite, pero no se preocupe. ¿Por qué no podría sentir un gran placer? A Dios debe gustarle.
El lo hace todo el tiempo ¿y acaso no estamos hechos a su imagen y semejanza?

Tal vez en el diario de ayer leyó que Dios hizo caer el miércoles por la noche el techo de una
iglesia de Tejas sobre treinta y cuatro feligreses, justo en el momento en que entonaban un
himno de alabanzas a EL ¿No le parece que debe de. haberle gustado?

Treinta y cuatro. ¡Cómo no iba a dejarle a Hobbs para usted!

La semana anterior ciento sesenta filipinos muñeron en un accidente aéreo. ¿Cómo no iba a
permitirle matar a ese despreciable Hobbs? No le repugnaría un crimen insignificante. Ahora
son dos. Está bien.

No se pierda los díarios. Dios siempre toma la delantera.

Saludos. Hannibal Lecter, M. D.

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